lunes, 31 de octubre de 2016


EMBERA SÍAPIDARA

Se denominan así mismos como Eperara Síapidara. Epera es voz aborigen para designar a la “gente“, ra es un morfema para indicar “plural“, sía es el “nombre” de la lengua, pidara es un “reportativo”. Hablan Pede que es su lengua materna.
Entre los Embera existe la diferenciación de los chamí, katío y sapidara, y también existen las denominaciones de dobida y eyadiba. Todas desde el punto de vista lingüístico implican variaciones dialectales. Los Embera de una zona denominada dobida (hombres de río) y los eyadiba (hombres de montaña), se pueden entender claramente entre ellos, ya que las diferencias en su habla son sutiles, son similares a las que existen entre un paisa de Medellín y un paisa de Manizales.
Pasa lo mismo en la clasificación de los Embera chamí, katio y Síapidara. Lo que para unos autores dicen son diferencias, para otros son más similitudes, como para el profesor Rito Llerena, que establece una diferenciación por isoglosas1 que es bastante precisa.
Los resultados de las investigaciones sobre los Embera-chamí, Embera-katío, Embera dódiba, eperara-Síapidara2 establecen que todos compartieron una historia común y por ende características semejantes.

En tiempos preshispánicos los Embera se conocieron como indígenas “Chocó”, y compartieron la lengua nativa, la cosmovisión jaibaná, la movilidad territorial, el gobierno no centralizado, la cultura selvática y la estructura social, que radica en unidades familiares la base de su sociedad y en unidades sociales más amplias, el desempeño de diversas actividades (Ulloa, 1992).
El colectivo Embera, como resultado de los procesos propios de la Conquista y la Colonia, la introducción de misiones evangelizadoras, y la avanzada de colonos en sus tierras, y el fraccionamiento de sus tierras, entre otros factores, dispersaron a diversas comunidades Embera y condicionaron desarrollos disímiles, a partir de los contextos naturales en los que se albergaron, y condicionados también por el tipo de poblaciones y de interacciones que afrontaron y que ejercieron diferentes influencias en cada grupo asentado en diferentes territorios.
En la actualidad los chamí, katíos, dodibas, y eperara sipidaras, comparten algunos de los rasgos que en tiempos prehispánicos compartieron, que aun les permiten una base de identidad étnica común, como los son su idioma, la tradición oral, el jaibanismo, la organización social, y la reciente participación a través de organizaciones regionales (Ulloa, 1992).

CENSOS Y DEMOGRAFÍA

El Censo DANE 2005 reportó 3.853 personas autoreconocidas como pertenecientes al pueblo Eperara Síapidara, de las cuales el 50% son hombres (1.926 personas) y el 50% mujeres (1.927 personas). El pueblo Eperara Síapidara se concentra en el departamento de Cauca, en donde habita el 49,2% de la población (1.897 personas). Le sigue Nariño con el 44,8% (1.727 personas) y Valle del Cauca con el 2% (76 personas). Estos tres departamentos concentran el 96% poblacional de este pueblo. Los Eperara Síapidara representan el 0,3% de la población indígena de Colombia.

TERRITORIO Y TERRITORIALIDAD

El patrón disperso de asentamiento de los pueblos Embera los ubica en diferentes departamentos del territorio Colombiano, y en asentamientos en Panamá y en Ecuador. Los eperara Síapidara se concentran en los departamentos de Cauca, Nariño y Valle del Cauca (DANE, 2005).

CULTURA USOS Y COSTUMBRES

En el pueblo Eperara Síapidara, como en los demás grupos indígenas Emberas, la el mundo y la cultura tienen dos grandes dimensiones, el mundo etéreo, de competencia del Jaipaná, que es el mundo de los espíritus y/ o las sombras; y el mundo físico, que es el mundo natural en el que interactúa el resto de la población (Arango & Sánchez, 2004).
Tradicionalmente han basado su alimentación en la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres, como otras comunidades Emberas, sin embargo recientemente han adoptado el cultivo permanente de arroz, yuca y frijol. Su vivienda tradicional es el Tambo (Arango & Sánchez, 2004).

Esta vivienda, consiste en un armazón de madera de planta circular o rectangular, construida sobre pilotes a una altura de 1.50 o dos metros sobre el nivel del suelo, con techo cónico de hojas de palma. Se asciende por un madero al que se le hacen muescas a manera de peldaños. La mayoría de las veces los tambos no tienen paredes exteriores ni divisiones internas, el piso se hace de estrellitas de palma, sobre una base de tierra se construye el fogón y a su alrededor se desarrollan actividades cotidianas diurnas y nocturnas.
En el pueblo Eperara Síapidara, como en los demás grupos indígenas Emberas, la el mundo y la cultura tienen dos grandes dimensiones, el mundo etéreo, de competencia del Jaipaná, que es el mundo de los espíritus y/ o las sombras; y el mundo físico, que es el mundo natural en el que interactúa el resto de la población (Arango & Sánchez, 2004).

LENGUA

En tiempos preshispánicos los Embera se conocieron como indígenas “Chocó”, y compartieron la lengua nativa, la cosmovisión jaibaná, la movilidad territorial, el gobierno no centralizado, la cultura selvática y la estructura social, que radica en unidades familiares la base de su sociedad y en unidades sociales más amplias, el desempeño de diversas actividades (Ulloa, 1992)2.
En cuanto al estado de la lengua nativa Eperara Síapidara, un 87% de hablantes (3.352 personas) sobre el total poblacional evidencian su grado de riesgo de extinción. Los hombres representan la mayoría en este indicador con el 50,2% (1669 personas).

“Los dialectos Embera son más o menos inteligibles entre sí, en habla lenta se pueden entender sin mucha dificultad hablantes del bajo Baudó, del Atrato y de Antioquia-Córdoba. La comunicación se hace más difícil entre los dialectos anteriores y los de la costa sur o los del alto San Juan; no obstante, después de un rato y hablando muy despacio, pueden establecer comunicación”.
El Instituto Caro y Cuervo señala que la comunicación que más se facilita es entre los hablantes de los diferentes dialectos Embera del Bajo Baudó y de Antioquia/Córdoba.


ORGANIZACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA

La estructura social Eperara Síapidara está constituida sobre la base de una organización familiar de trabajo agrícola. Dirige la comunidad la Tachi nawe -nuestra madre- máxima jefe espiritual y sacerdotisa. La autoridad tradicional de la salud está en cabeza del llamado Jaipana, quien hace parte activa de la identidad social y de su dinámica.

Este Jaipana es el equivalente al Jaibaná de los otros grupos Embera. El Jaipana y la Tachi-nawe poseen el conocimiento del universo mítico ancestral. Su organización política está basada en el cabildo, figura principal en el manejo de las relaciones externas a la comunidad. El Cabildo Mayor creado en 1990, se encuentra en proceso de consolidación, mientras los cabildos menores apenas comienzan a ser reconocidos al interior de las parcialidades.


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